UN VERDADERO LEVITA

Número 4:19-20
“Para cuando se acerquen al lugar santísimo vivan, y no mueran, haréis con ellos esto: Aarón y sus hijos vendrán y los pondrán a cada uno a su oficio y en su cargo.
No entrarán para ver cuando cubran las cosas santas, porque morirán.”
Los Levitas eran los designados por Dios al servicio del tabernáculo, “Míos Son” declaraba Dios en alusión a que estos harían su voluntad y seguirían sus estatus.
Estaban divididos en tres tribus: la de Coat, Gersón, Merari. Ellos tenían funciones específicas en el trabajo del ministerio que exigía la obra del tabernáculo. Acampaban detrás y a los lados del tabernáculo como guardas de aquel lugar que representaba la presencia de Dios en medio del pueblo.
Declara la escritura que a la hora de mover el tabernáculo, Moisés, Aarón y sus hijos, lo desmontaban y cubrían con pieles de tejón y un paño azul o purpura según el utensilio al que se refería, pero que los Levitas no podían ver el desmontaje de estos  para que no murieran. 
Al leer esto me puse a observar nuestro tiempo y comencé a pensar en los tabernáculos de Dios, osea, los ministros y líderes que representan a Dios en medio del pueblo, y cómo en ocasiones son “desmontados”. Cuando me refiero a la palabra desmontado, no lo hago específicamente para el pecado, aunque no lo dejo a un lado, pero hay momentos en que los tabernáculos se encuentran indispuestos para el servicio a causa de que hay que mudar el campamento.
¿Cuál es la función de un verdadero Levita cuando un líder está afectado, triste e inhabilitado? ¿Cuando en vez de ofrecer servicio hay que cargarlos?
Dice el libro de Número que los Levitas no podían ver los utensilios, sino hasta que no estuvieran cubiertos con los mantos.
Muchos lideres han fallado, tal vez menguado en su fe o quizás están en un momento de prueba, pero Dios los ha cubierto con su manto y espera que los verdaderos Levitas se levantes en disposición de cargar sobre sus hombros a aquellos que por mucho tiempo han servido en medio del pueblo, pero que ahora se encuentran en momentos de cambio, mudanza y hasta de desmontaje.
Si eres un verdadero levita Dios te dice que no es tiempo de acusar, ni señalar; es tiempo de cargar y avanzar.

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