Después de un Terremoto

Conocemos como  terremoto al movimiento brusco de la Tierra causado por una liberación de energía que se ha acumulado durante mucho tiempo.

En el 2010 todos supimos del  terremoto que azotó a Chile con una magnitud de 8,8 MW. El sismo fue considerado como el segundo más fuerte en la historia de Chile y uno de los cinco más fuertes registrados por la humanidad. Tuvo una duración de 2 minutos 45 segundos y luego como producto, vino un fuerte tsunami que impactó las costas de este país, destruyendo varias localidades ya devastadas por el impacto telúrico.

Según la NAZA este terremoto redujo muy levemente la duración del día y desplazó el eje de la Tierra en ocho centímetros.

Ya más recientemente vimos que el 11 de marzo del 2011 el país de Japón fue sacudido por un terremoto de 8.9 grado de magnitud, siendo el más poderoso de los últimos 140 años en Japón y el maremoto que desencadenó viajó a través del Océano Pacífico,  desatando alertas de tsunami en 50 países y territorios tan lejanos como la costa occidental de Canadá, Estados Unidos y Chile. 
El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia estimó que el sismo movió el eje del planeta cerca de 4 pulgadas y unos 10 centímetros. También se asume que los días fueron acortados.

Después de estos dos terremotos que mencionamos podemos observar que se produjeron inmediatamente tsunamis y alertas de estos a países tan lejanos que pareciera imposible llegar. Estos sismos mencionados dejaron miles de muertos a su paso, pero lo más impactante es que movieron de su lugar a la tierra, a los cimientos y fueron tan fuertes e impactantes que el día decidió ser menos largos. Claro que Dios había dicho en su palabra que por a mor a sus hijos serian acortados los días, lo único que no dijo como, pero ya estamos viendo como puede estos suceder.

Recuerdo que cuando pequeña para la llegada de la navidad, (época más deseada en el año por mi persona) debía esperar bastantes, pero ahora no termino de quitar el árbol de navidad cuando ya es diciembre otra vez.

Es cierto que un movimiento brusco saca a los cimientos de su lugar, pero esto depende de dónde estén nuestros cimientos.

Como cristianos cada vez que maduramos en Dios, las pruebas van alcanzando un grado más alto, pero a diferencia de Chile y Japón cuando estamos bien cimentados en Cristo la roca, no importa el impacto y las amenazas que surjan, no nos movemos.

La palabra de Dios dice en Salmos 121:1 “Los que confían en Jehová, son como el monte de Sión, que no se mueven, sino que permanecen para siempre”. No importa el grado que alcance tu prueba, oh las olas inmensas que amenacen ahogar tu vida, si estas en Cristo Jesús, nada te hará daño. El mundo puede moverse, pues él no tiene esperanza, pero nosotros somos “Los que Esperamos a Jehová”.

En nuestras vidas después de un terremoto y una amenaza de tsunami, en vez de caos, destrucción y desplazamiento lo que sucede es un re-afirmamiento y confianza plena en EL DIOS que no tiene igual un “DIOS SOBRENATURAL”.

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