Entresaca lo precioso de lo vil



Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mi estarás,  si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
(Jeremías 15:19)



Vivimos en un tiempo donde el mal es más abundante que el bien.

Es difícil ver una noticia o leer un periódico, sin que lo negativo acapare el protagonismo de cada escena.

Delincuencia, perdición, depravación, muerte y el desánimo de un pueblo ante sus gobernantes indolentes, es el pan diario. 

El mundo mismo gime con dolores de parto, y claro que es bíblico. Cada día el pecado crece apresuradamente. A lo malo se le llama bueno, y a lo bueno se le señala como: ridículo, desfasado, locura, fobia, o intolerancia. Pero en medio de todo este vil panorama, Dios sigue siendo el mismo. El no ha cambiado, ni su ley para los hombres, ni su amor para sus hijos. 

El profeta Jeremías también vivió en medio de un panorama hostil, con gente de dura cerviz, que como los hombres de hoy, abandonaron la fuente de agua viva, por cisternas rotas. Cosas pasajeras que solo inflan el ego. Pero como siempre hay una esperanza, lo que falta es una decisión.

Jeremías 15:19 texto de hoy nos da unas recomendaciones que quieren bendecirnos. 

1. Sí te convirtieres. Si cambias tú forma, por la forma que agrada a Dios. Entonces, Dios te restaurará. Volverá a poner en orden tu vida en todas las áreas.

2. Si sacares lo precioso de lo vil. Sí sin importar lo que digan o hagan a tu alrededor y entorno, y le eres fiel a Dios, si mantienes tu fe en alto, tu acción de gracias pese a las circunstancias. Sí entiendes que para los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien. Entonces, serás como la boca de Dios. Dónde todo lo que digas tendrá respaldo del cielo.

Entresacar es buscar, y el texto refiere que habrán momentos en que no verás nada bueno en x persona, ni en el proceso, ni en tu vida, y ahí tendrás que buscar que en cada caso habrá cosas preciosas. Por eso termina el texto con el mejor consejo: Conviértanse ellos a ti, y no tú a ellos. No adoptes la forma del sistema, que el sistema adopte la forma tuya.

Dios te bendiga

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