Cruzarás tu Jordán

Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú,  ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo.
Deuteronomio 9:1
Un Israel del desierto escucha atentamente una de las últimas palabras de su líder Moisés, quien les había dirigido por toda una travesía sobrenatural, que hizo que conocieran a Dios.
La promesa que les había hecho andar por las calientes arenas de su desértica cruzada, era anunciada para ejecución casi inmediata. Su turno había llegado, pero dos grandes procesos quedan por delante de este pueblo que transicionaba: tendrían que cruzar el Jordán, y antes de esto, atravesar la más dolorosa de sus pruebas; ya que necesariamente tendrían que desprenderse para siempre de su líder Moisés, pues su muerte era inminente.
Cruzar el Jordán significaba que dejarían atrás toda una etapa de quejas, rebeldía, y flojera espiritual que les impedía ver el propósito Divino.
Cruzar el Jordán, haría que cada proeza vivida quedara plasmada en sus corazones, y fueran ellas el testimonio para otros, del Dios que anda con su pueblo en el desierto. Nunca olvidarían que Dios los había sostenido de la nada, y que esa caminata fue la que hizo ascender su fe a un grado inimaginable para ellos. Dios les enseñó a vivir con los ojos puestos en sus promesas, y no en las evidencias humanas.
Cruzar el Jordán implicaba haber visto morir muchos compañeros de camino, pero no compañeros de destino, pues en el desierto muere toda mentalidad esclava.
Cruzar el Jordán les exigía dejar de ser sentimentalmente dependientes y susceptibles, a causa de la presencia de Moisés en sus vidas. Tendrían que desprenderse de él, pues su muerte fuera de ser dolorosa, era el capítulo que daba inicio a una nueva historia en su andar.
Lo que percibo para este día, es que gente cruzarán su Jordán, porque indefectiblemente, pasará toda una historia de dolor, para darle paso a una temporada de victorias. Gente que dejarán atrás lo que sentimentalmente no les deja avanzar, y les ha mantenido apegado a deudas: materiales, físicas y emocionales. Si, percibo que muchos terminan su relación con aquello que mentalmente les hace renunciar y rendirse a sus sueños y promesas de parte de Dios, por ser parte del proceso, pero no del cumplimiento.
En este día reconoces cuáles son tus compañeros de caminos, y cuáles de destino.  Porque pasarás grandes momentos con los de caminos, pero verás y vivirás el cumplimiento de tu propósito, con tus compañeros de destino. Entonces sabrás que no desecharás al de mentalidad egipcia, por ser parte de tu paso, pero no te extrañaras que no pases con ellos al otro lado.
Para cruzar el Jordán, Moisés tiene que morir, pues es necesario que te acerques personalmente a Dios, y anheles estar en su presencia, sin la cual no puedes conquistar reinos. Recuerda con aprecio el Moisés en tu vida, pero no te quedes en el desierto a llorarlo, pasa al otro lado.
Para poseer lo que está por delante, debe llegar a tu vida el tiempo de Josué, codearte con gente con mente de conquistadores, que te impulsen a seguir hasta llegar a la meta, sin detenerte a mirar murallas, pues debes tener los ojos puesto en la PROMESA.  
Cruzarás, claro lo que lo harás, porque Dios está contigo. 
 Con amor,
Judith Girón.

Comentarios

  1. Y será el desierto tu libreta de repaso, cuando estés en tu tierra prometida.

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