¿QUE CUÁNTOS AÑOS TENGO?

Si me preguntares, ¿ cuántos años tengo?, ciertamente te harìa esperar un momento para poder explicarte la realidad que por dentro llevo.

Para acercarme al trono del Padre a fin de adorarle; te cuento que tengo la edad de un niño que apenas mama y que definitivamente depende de alguien.

Cuando debo enfrentar mis miedos y avanzar sin retroceso, eliminando mis gigantes y con fe marcando un tiro certero; se que soy adolescente y con tal impetud me siento, pues no hay oso que se me enfrente, ni lobo que se me acerque, ya que reconozco la fuerza que provee en este tiempo crono, el Rey de Reyes, quien es el Rey del tiempo.

Para ser un buen ejemplo ante el mundo y también ante el cielo, mostrando respeto y amor y sobre todo, en mi rostro el reino de Dios. Tengo la edad que representa a la juventud fuerte, que al maligno ha vencido gracias a Jesús y su sacrificio.

Cuando llega el momento de dar un consejo, o tal vez de reprender a alguien con Santo Celo. En mi cabeza siento el peso de las canas, como una corona de vida, que representa la sabiduría y es adornada con justicia.

El caso es que al detallar con tal expresión, el asunto que ahora promovemos; entiendo que la edad no se lleva en el rostro o tal vez en el deterioro del cuerpo. No se muestra en la postura, ni tampoco en el color del pelo.  La edad no es un reglamento para que alguien efectúe el desecho, aceptación o menosprecio, pues lo real es que la edad es un de los premios más bello que Dios nos ha envuelto en tercio pelo, siendo nuestro corazón la brújula que marca el curso verdadero, para definir la actitud que debemos presentar en nuestro diario andar.

¿Que cuántos años tengo? 
Lo que mi Señor me pida.
Lo que hoy me demande el tiempo.
Y definitivamente, lo que mi projimo necesite para ver en mi rostro a aquel que rompió un día el negro velo.


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