!QUITAD LA PIEDRA.¡ (Juan 11:39) El llanto y el sollozo estaban presente en la casa de Marta y Maria... La aldea de Betania había perdido a unos de sus más queridos habitantes. !Lázaro había muerto!. Para ese momento no le sirvió de mucho ser tan amigo de aquel que aún el mar y la tempestad le obedecían. Jesús no llegó a tiempo para sanar la enfermedad de su amigo y peor aún, se tardó tanto que cuando llegó ya estaba en estado de putrefacción... Lázaro hedía, porque según el reporte que Marta le dio a Jesús, ya tenía cuatro días de muerto... No había nada que hacer, solo llorar podían; pero ahora había algo diferente a los tres días anteriores !Jesús estaba allí¡. El amigo fiel llegó a Betania y le recordó a Marta parado frente al sepulcro de su hermano que si tan solo creyera vería la gloria de Dios. Jesús quería hacer un milagro, pero había algo que hacer, había que quitar la piedra. Había que quitar lo que estaba frente a aquella cueva que dentro de sí tenía el cuerpo de Lá